Un detallado análisis sobre las tasas de mortalidad y la esperanza de vida entre 1920 y 1940 indica que las etapas de recesión económica son menos perjudiciales para la salud que los periodos de bonanza.
Según un estudio de todos los factores sanitarios entre 1920 y 1940, las épocas de crisis no perjudican más la salud, a diferencia de lo que se creía, afirman investigadores de la Universidad de Michigan. De hecho, durante el 'crack' de 1929 aumentó la esperanza de vida en todas las razas y sexos.
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Science, se basa en un análisis sobre los índices de mortalidad y natalidad, la esperanza de vida y las enfermedades más frecuentes en estas dos décadas. Entre 1930 y 1933, la mortalidad descendió en todos los grupos de edad. Tan sólo los suicidios aumentaron durante la mala racha monetaria, mientras que las enfermedades cardiovasculares y renales se estabilizaron entre 1930 y 1932, al igual que la tuberculosis.
Jose A. Tapia Granados, uno de los autores del trabajo declara al respecto: «El hecho de que disminuyera la tuberculosis es algo que nos sorprendió y que puede sugerir que las causas sociales a las que se atribuye habitualmente el trastorno (hacinamiento, nutrición deficitaria...) no debieron agravarse especialmente durante los años de la Gran Depresión».
La esperanza de vida, en 1929, justo al inicio del 'crack', era de 57,1 años, mientras que al concluir la recesión (1933) había aumentado a 63,3 años. Las cifras, en el caso de la población negra, llaman la atención: de los 8 años perdidos por los varones y los 7,4 por las mujeres entre 1921 y 1926 el 100% se recuperó durante la etapa de crisis.
Granados, co-autor, matiza que en ningún caso del estudio se pueda deducir que: «el desempleo es bueno para la salud. Ni mucho menos. Hay datos que muestran que, probablemente, es lo contrario y que los desempleados están expuestos a más riesgos de enfermedad cardiovascular, depresión y trastornos mentales. Pero la idea de que cuando mejora la economía y baja el paro todo va mejor, es incorrecta».
He aquí un curioso ejemplo más de cómo a veces las conclusiones que van contra de la intuición y el sentido común más simple resultan ser más adecuadas si se razona a fondo. Tomen ejemplo nuestros políticos.
FUENTE: El Mundo Salud
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